El Bosque de los Prodigios: una senda llena de «sorpresas»

Lo primero, agradecer la invitación de Edu a ser parte de este espacio. Una historia no está del todo completa mientras no es contada, así que encantado de compartirles lugares y vivencias. Espero que podamos conocernos muy pronto  y disfrutar todos de una jornada de caminos e historias juntos…

La ruta El Camino de los Prodigios forma parte de un conjunto de 4 caminos que nos permiten  adentrarnos  en la sierras de Béjar y de Francia  para  descubrir junto a la maravilla de los paisajes, la flora y la fauna autóctonas algunas “sorpresas”  -perfectamente integradas al entorno- que nos harán más interesante y emotivo aún el  recorrido y sin duda dejarán huellas en nuestra memoria y retina.

Hemos salido algo tarde de la ciudad (cerca ya de las 10.00 am) para llegar aproximadamente una hora más tarde a Villanueva del Conde y comenzar la ruta.

Las indicaciones de la ruta  se encuentran algo borrosas y deterioradas, pero no hay mayor peligro de perderse. Se trata de senderos bien marcados, con grandes  desniveles que, si bien por momentos nos roban hasta el último aliento a los poco entrenados, nos permiten divisar a lo alto los destinos que pretendemos alcanzar y eso nos va dando orientación y fuerzas para continuar.

A medio camino, antes de alcanzar Miranda del Castañar, pasaremos por el restaurante El Molino, dónde las mascotas NO son bienvenidas, al menos fuera de la temporada veraniega que dicen tener terraza. El sitio junto al río dispone de un paraje agradable para hacer un alto y reponer fuerzas con lo que llevemos en la mochila (no recomiendo comer, solo beber o tomar algo de fruta) y por supuesto dejar disfrutar a los amigos de cuatro de patas con el arroyo antes de subir la empinada cuesta final hasta Miranda del Castañar.

Nuestro esfuerzo se verá premiado con las espectaculares vistas de la sierra de Francia desde la ermita de la Virgen de Cuesta, alcanzaremos a ver hasta la Peña de Francia y la entrada al pueblo nos hará sentir como caballeros medievales que llegan triunfantes a su destino.

Como nota práctica, indicar que hay un cajero en el pueblo por si alguien necesitara  efectivo, un kiosco-estanco-tienda de productos típicos que está abierto también en domingos  ubicado junto al  castillo. Dicen que fue construido entre los siglos XIV y XV sobre otra antigua defensa. Algunos consideran que pudo acoger en sus orígenes a la legendaria Orden de los Caballeros Templarios con fines hospitalarios. Personalmente me recordó un escenario de Juego de Tronos en toda regla, y disfruté posando e inmortalizando nuestro paso por un espacio lleno de historias.

Por último,  encontraremos un bar al final de la calle dónde podremos beber algo y tomar algún aperitivo antes de emprender la vuelta a Villanueva del Conde, que se compone de alegre bajada y cuesta+cuesta+cuesta finales.

En nuestro caso, hemos hecho el sendero en el sentido contrario al recomendado, más por despiste y falta de organización previa que por intencionalidad, lo cual no es mayor problema al tratarse de un sendero circular.

El mayor inconveniente de la ruta: las cuestas finales, que por un momento a un servidor  le llevaron al límite de su mal entrenada resistencia, pero nada que no compense la alegría de encontrar al final el mayor de los prodigios: ¡haber disfrutado una jornada en la mejor compañía, haber alcanzado juntos la meta y tener  nuestro coche aparcado y listo para la vuelta a casa!.