FICHA TÉCNICA
Recorrido: Hervás – Gargantilla – Hervás
Identificación: Ruta Hervás – Gargantilla
Distancia: 13,32 kilómetros
Circular: SI
Dificultad: Fácil
Tiempo total: 5 horas
Tiempo en movimiento: 3,30 horas
Cota máxima: 843 metros
Cota mínima: 616 metros
Desnivel máximo: 227 metros
Recomendable con niños: NO (por la longitud)
Recomendable para inexpertos: SI
Mejor época: Primavera, Otoño e Invierno
Nubla la voluntad. Es una droga tristemente famosa: escopolamina. Su nombre de guerra os sonará más: burundanga. El “palabro”, de origen afrocubano, tiene sonoridad cinematográfica y la verdad es que sus efectos dan para hacer una peli. De hecho ya hay una obra de teatro. También la denominan “el aliento del diablo”.
Pues así, con una lección farmacológica arrancamos nuestro viaje hacia Hervás. Casi 60 minutos en coche sirven para escuchar. A mí me valieron para aprender de nuestra psicóloga una lección de principios activos. Mi relación con los químicos no da para mucho. De la aspirina no paso.
Y hablando de química…qué buena sintonía desde el primer minuto con Alba, Alberto y su preciosa perrita Duna. Buenrollismo en estado puro. Junto a ellos nos quedan por delante muchos más ratos de pateo, charlas, anécdotas, risas…y croquetas. ¡Pura vida, que dirían en Costa Rica!
En la “perla” del norte de Cáceres, Hervás, la senda arranca en el Albergue Ruta de la Plata. Se trata de la antigua estación de tren, reconvertida en refugio. El camino fluye unos 700 metros por la antigua vía del tren, suave, sin estridencias, sin esfuerzos.
Después la ruta decide abandonar la civilización, asilvestrarse y recorrer varios bosques del Ambroz: el Castañar de Hervás y el del Duque. Sobre un manto de hojas y una paleta de colores infinitos, los pies fluyen solos aunque haya algún repecho reseñable.
Además, el primer tramo del paseo tiene recompensa: las vistas cenitales de uno de los mejores secretos cacereños: Gargantilla. Este municipio de apenas 300 habitantes presume de sus cerezos y almendros. Su skyline es privilegiado, con casas de piedra seca que se recortan en el valle, acunando una piscina natural de las de postal.
“Apapachar” es uno de las más bellas palabras del diccionario mexicano. Significa acariciar el alma, abrazar, apretujar a alguien. A mí me apapacha el carácter de los extremeños. ¡Al sur de charrilandia todo es jauja, amigos! Por esos territorios la gente te saluda, te habla y te sonríe. ¡Increíble pero cierto!
El homenaje a la croqueta de la abuela que nos pegamos en el Hogar del Jubilado de Gargantilla merece un post aparte. Quizás hasta un monográfico de Arguiñano. Sublimes las croquetas de chorizo y los chorizillos que nos metimos entre pecho y espalda. ¡Y todo regado con la simpatía de la camarera!
Nuestra apuesta fue regresar por el mismo camino. La ruta marca el retorno por carretera pero nosotros huimos del asfalto, siempre que sea posible.
El fin de fiesta tuvo lugar en el Barrio Judío de Hervás. Aquello es otro mundo. Calles cargadas de historia que regalan paz, serenidad y belleza a todos los visitantes. ¡Amenazamos con volver muy, pero que muy pronto!
Olé olé y olé!!! Precioso post 🙂
Muchas gracias por tu apoyo. Disfrutamos un montón de cada ruta y eso se percibe luego en el artículo. Nos vemos por los caminos!!!