FICHA TÉCNICA
Recorrido: San Esteban de la Sierra – Santibáñez de la Sierra
Identificación: Ruta de los Miradores
Distancia: 5,82 kilómetros
Circular: Sí
Dificultad: Fácil
Tiempo total: 3 horas
Tiempo en movimiento: 1 hora y media
Cota máxima: 799 metros
Cota mínima: 652 metros
Desnivel máximo: 291 metros
Recomendable con niños: Sí
Recomendable para inexpertos: Sí
Mejor época: Otoño, Invierno o Primavera
El más famoso concurso de balcones de España se encuentra en Córdoba. Es un espectáculo asistir a la brillante ornamentación que los vecinos de la ciudad hacen de sus casas. Es un concurso urbanita, desde luego.
Me viene a la cabeza esta competición porque en la Ruta de los Miradores de la Sierra también vas de balcón en balcón, admirando la belleza de las diferentes sierras desde distintos miradores.Se trata de un paseo sencillo, asequible para todos los niveles, que puede hacerse con niños de corta edad. A pesar del escaso esfuerzo físico, el premio visual es sobresaliente, «cum laude» para ser justos.
El recorrido arranca en la zona baja de San Esteban de la Sierra y atraviesa sus calles en una especie de viaje en el tiempo, que nos retrotrae 50 ó 60 años atrás, con construcciones típicas de la comarca que se mantienen impasibles al paso de las lunas.
Y es buen momento para hablar de los estereotipos. Del adjetivo «serrano» y de la imagen seca que han tenido siempre los pobladores de la sierra salmantina. Entramos en el único bar del pueblo, saludamos efusivamente al camarero y recibimos como respuesta un largo silencio.
Pedimos varios pinchos de patatas bravas y jeta, intentamos alargar la conversación un poco por eso de la cordialidad que se presupone a un «senderista» y nos estrellamos contra un incómodo y desagradable muro de silencio.
Cuando ya nos vamos, tras disfrutar en la terraza de una comida al sol con 15 grados en pleno invierno (un verdadero regalo de los dioses), mi compañero elogia el sabor y la textura de la jeta con todo su mejor talante. La respuesta ya os la imagináis, ¿no? Pues sí. Un desierto interminable de silencio…
Salimos con las orejas gachas y cabizbajos ante el trato recibido. Pero apenas 500 metros más adelante un suceso bombardea nuestro erróneo pensamiento. Hacemos un alto para admirar la increíble forja de una puerta, cincelada con un lagarto y una mariposa, y el dueño de la casa sale a hablar con nosotros.
A los 2 minutos de charla nos invita a pasar y conocer su casa por dentro. No todos los «serranos» son iguales. O igual es que la amabilidad, la educación y la cordialidad no son cosa de comarcas, sino de personas. Los prejuicios no sirven para nada. Mejor caminar con la mochila libre de prejuicios.
El último tramo, tras haber dado un largo trago en la fuente de Santibáñez de la Sierra, se nos pasa en un suspiro. Demasiado corto el paseo, para nuestro gusto. Nuestras piernas y nuestro espíritu se quedan con ganas de más balcones naturales que admirar, más pasos que dar, más óleos que ver.