FICHA TÉCNICA
Recorrido: Hervás – La Garganta – Hervás
Identificación: PR-CC 37
Distancia: 21 kilómetros
Circular: NO (lineal de ida y vuelta)
Dificultad: Media (por la distancia)
Tiempo total: 7 horas
Tiempo en movimiento: 5 horas y media
Cota máxima: 1.243 metros
Cota mínima: 657 metros
Desnivel máximo: 610 metros
Recomendable con niños: NO
Recomendable para inexpertos: SI
Mejor época: Otoño
Magia. Pura Magia. Magia al cuadrado. Porque mágico es encontrarte con unas deliciosas papas con mojo picón en plena provincia de Cáceres.
También es mágico poder disfrutar de la compañía inesperada de una yegua y su potrillo en medio del sendero o caminar por una loma en mitad de un rebaño de vacas, mientras gozas del paisaje nevado de la Sierra de Béjar.
Todas esas sorpresas y muchas más podrás encontrarte en la ruta entre Hervás y La Garganta, un sendero que discurre por un bosque galería y que obnubila los sentidos, sobre todo en la época otoñal.
El Valle del Ambroz es una pintura viva en este periodo del año, el otoño, ya que cambia sus colores y tonalidades cada día, casi cada hora.
La senda arranca en la parte baja del pueblo, junto al puente de Hervás, un rincón de cuento en el que en cualquier momento podrías encontrarte perfectamente con los seres mágicos que habitan los bosques: los elfos.
Después, los primeros kilómetros del sendero discurren paralelos a la antigua vía del tren, ahora recuperada y convertida en una Ruta Verde accesible para paseos a pie y en bicicleta, que transita por las localidades de Hervás, Baños de Montemayor y Béjar.
Entre castaños y hayas, flanqueados por dos ríos, disfrutamos de un paseo absolutamente indescriptible hasta unas viviendas abandonadas, posiblemente destinadas en su momento al cuidado del ganado.
Desde ahí el camino tiende hacia arriba y comienza lo duro de la jornada, aunque también lo más hermoso por el premio visual. Dejamos atrás un coqueto merendero de dos mesas y ascendemos hasta la Ermita de San Gregorio, vigilada por un rebaño de terneros y sus solícitas madres.
La última parte hasta llegar a La Garganta es una preciosa bajada con unas vistas sin parangón al embalse de Baños de Montemayor. Y luego, premio: unas exquisitas papas con mojo picón en el Bar Lobos de este tranquilo municipio cacereño de apenas 400 habitantes.
Recuperado el resuello, tras un breve paréntesis culinario, que nos supo a poco la verdad, iniciamos el regreso. El primer repecho no le sienta muy bien a nuestras piernas, pero poco a poco vamos calentando los músculos y llegamos a la cima del monte para maravillarnos con las vistas de la Sierra de Béjar nevada. Divisamos a lo lejos La Covatilla, no con tanta nieve en esta época del año como quisieran sus administradores.
Y en el descenso, más sorpresas: sol en la cresta, pero «mar de nubes» bajo nuestros pies y, a medida que vamos descendiendo, una niebla pegajosa se agarra, caprichosa, a las laderas del valle.
Entramos en nuestra particular «Londres cacereña” sin poder divisar la torre del campanario ni tampoco el Museo de la Moto Clásica, un lugar de otra época en el que los amantes de las dos ruedas podrán perderse entre una colección histórica, con vehículos de la Segunda Guerra Mundial, de la Guerra Civil, etc. Extraños aparatos algunos que os dejarán con la boca abierta.
Lamentablemente no tuvimos tiempo ese día para recorrer la judería ni deleitarnos con las construcciones típicas del Valle del Ambroz pero prometemos volver muy pronto porque Hervás nos tiene pillado el corazón. Quizás sea un amor utópico. Es posible. Pero es amor…
Esta zona es increíble, espectacular, bellísima…
Es una de las sendas que más nos ha impactado por los paisajes y la policromía del Ambroz. Para no perdérsela!!!