El baño de bosque es la técnica zen de moda en Asia, sobre todo en Japón y también en China. Consiste en perderse entre árboles, en un bosque tranquilo, alejado del tráfico, a ser posible frondoso y, sobre todo, lo que es más importante, llano, sin pendientes.

Esta modalidad de paseo ya ha demostrado su eficacia para mejorar la calidad de vida, ya que según los científicos, sirve para prevenir una gran variedad de enfermedades físicas y mentales. Hoy en día en Japón se encuentran los grandes especialistas y maestros de esta disciplina. En el país del sol naciente es una práctica habitual y recomendada por las autoridades sanitarias.

Los beneficios para la salud son interminables. Los estudios han demostrado que el contacto con la naturaleza se relaciona con un riesgo menor de sufrir enfermedades cardiovasculares, músculo-esqueléticas, neurológicas, mentales y respiratorias, así como trastornos emocionales y psicológicos, obesidad, diabetes y cáncer, entre otros problemas de salud.

Simplificando el concepto, el baño de bosque es una técnica de reconexión consciente con la naturaleza que produce un beneficio general sobre la salud.

Aunque los japoneses se decantan por bosque maduros y ancianos, donde parte de los árboles superen los 100 años, los grandes expertos en baños de bosque o shinrin-yoku aseguran que cualquier bosque, incluso un parque frondoso y tranquilo, puede ser adecuado.

Las características del bosque perfecto para esta actividad son las siguientes: que no presente pendientes, que sea seguro, y que ofrezca una diversidad de ambientes: claros, sendas, rocas, zonas húmedas, diversidad de especies… Son adecuadas las rutas de 1 a 2 km, circulares, muy poco transitadas.

Los maestros de esta disciplina aconsejan que lo importante es » sacar tu lado salvaje, ser tú mismo, cambiar de ritmo y no estar pendientes de los problemas habituales». Por eso es clave dejarnos llevar. Puede apetecernos parar junto a un árbol y abrazarlo, probar una baya, quedarse quieto, tocar una piedra, acariciar una hoja…

Es un tiempo para desconectar, dejar la mente en blanco, escuchar los sonidos… Se olfatea, se siente el aire, se percibe el contacto de los pies con la tierra…

En los baños de bosque realizados en Japón hay un guía acreditado que propone acciones muy variadas: sacudirse el estrés al empezar, dar gracias a un árbol o una planta, escuchar como un ciervo,  moverse silencioso como un zorro, prestar toda la atención a un único detalle…

Después es importante compartir  nuestra experiencia, nuestro sentir. En Japón habitualmente los participantes se reúnen en círculo y, si lo desean, cierran los ojos y se pasan una piedra, una ramita, lo que sea, para tomar la palabra y detallar la paz que les ha inundado.

Pero todo esto es pura teoría… Desde Diario Senderista os invitamos a que lo probéis y nos contéis la experiencia, ¡por favor!.

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Eduardo Cid Calvo
Juntaletras profesional. Mis dos grandes debilidades son las croquetas caseras y las sonrisas naturales. Coquer es el ángel dorado que me cuida. Sueño con una furgo camperizada.
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