FICHA TÉCNICA
Recorrido: Aparcamiento-Segundo Paraíso-Aparcamiento
Identificación: Los Paraísos-Erlán (SLNA-54C)
Distancia: 4,86 kilómetros
Circular: SI
Dificultad: Fácil
Tiempo total: 2 horas
Tiempo en movimiento: 1,5 horas
Cota máxima: 895 metros
Cota mínima: 767 metros
Desnivel máximo: 128 metros
Recomendable con niños: SI
Recomendable para inexpertos: SI
Mejor época: Otoño y Primavera
Sobra la teoría. No te vamos a aburrir en este post contándote que la Selva de Irati es el segundo mayor hayedo-abetal de toda Europa, solo por detrás de la Selva Negra.
Tampoco te diremos que sus 17.000 hectáreas de extensión abarcan territorio navarro y francés.
Vamos a ir al grano, o sea al disfrute puro y duro. Es decir, a la práctica. Entre decenas de rutas balizadas, te recomendamos sin lugar a dudas la Ruta de los Paraísos-Erlán porque es corta, es para todos los públicos y su disfrute visual es grandioso.
Sencillo y cómodo paseo
Es un paseo circular de unos 4,7 kilómetros absolutamente delicioso, sobre todo en la otoñada, es decir a finales de octubre y principios de noviembre. El desnivel positivo es de apenas 128 metros, o sea que es accesible para todos los públicos.
Al norte de la provincia de Navarra, en pleno Pirineo, enmarcado por los valles navarros de Aezkoa y Salazar se encuentra este edén para todos los sentidos: la Selva de Irati.
Para llegar al inicio de la senda tendrás que llegar en coche al acceso oeste del parque, es decir, entrar por el municipio de Orbaizeta. Desde esta localidad una pista de cemento muy estrecha (ojo, velocidad máxima de 30 km por hora) te conducirá directamente hasta el acceso a Irati, a unos 6 km del pueblo.
Allí hay un primer parking y un punto de información donde te facilitarán un mapa con todos los senderos marcados. En temporada alta de máxima afluencia, sobre todo fines de semana de otoño, tendrás que pagar por acceder con tu vehículo 5 euros.
Último aparcamiento
Desde ese primer parking aún tendrás que conducir tu coche unos 7 kilómetros más hasta el final de la pista de cemento. Allí encontrarás una bifurcación hacia dos aparcamientos. Tendrás que tomar el ramal de la izquierda, el que asciende hasta el último de los estacionamientos.
Allí, en el panel informativo y junto a la barrera que impide el acceso a vehículos a motor, arranca el viaje a pie multicolor por la senda más espectacular y llamativa de Irati. Se trata de un sendero local balizado como SLNA-54C.
El tramo inicial de la aventura coincide con la pista forestal de grava que rodea el Embalse de Irabia. Desde los primeros metros el bosque de hayedos nos recibe vestido con su uniforme de gala, con una policromía asombrosa, formando un verdadero arco sobre nuestras cabezas.
Jamás imaginarías que existieran tantos tonos de ocre, de dorado, de marrón, de oros. Es un concierto de colores y sensaciones. Estás viendo el arco iris de la naturaleza.
Cada pocos metros, además, dispones de algún claro para bajar a pie del agua y contemplar la inmensidad del cauce y sus orillas.
Desvío señalizado
A unos 2 km, en el denominado Segundo Paraíso, tendrás que dejar la comodidad de la pista forestal y desviarte a la izquierda hacia un antiguo camino de leñadores. Está perfectamente señalizado. No hay pérdida si sigues los carteles que indican en todo momento “Los Paraísos-Erlan”.
El camino asciende con suavidad por la ladera del monte Mozolotxiki y la luz del sol filtrándose entre las copas de las hayas crea efectos mágicos a nuestro paso.
El musgo sobre las cortezas de los árboles, la alfombra de hojas sobre la que pisamos, incluso el agua descendiendo en torrentes en algunos puntos crean un edén inigualable. Es indescriptible; no te lo podemos narrar. Tienes que sentirlo, gozarlo, olerlo…
Barro en el camino
Eso sí, no olvides llevar un buen calzado de senderismo para patear sobre el barro, ya que en ocasiones la senda está anegada.
Como premio a nuestro esfuerzo, un mirador nos sirve para recuperar el resuello y contemplar la majestuosidad de este cuadro natural. Este claro del bosque nos permitirá admirar una de las mejores vistas panorámicas del embalse, que recoge las aguas del río Irati.
Quedan tan solo unos pocos metros de subida para alcanzar el Collado de Ermuñoa (940 metros), rodeado de grandes troncos caídos y de recursos madereros por doquier.
Es hora de resoplar. Hemos completado la parte más exigente del recorrido. Ahora ya solo queda dejarnos caer, relajar los músculos y empezar a exigir a las rodillas para afrontar la bajada.
Último tramo
Toca emprender el descenso hasta alcanzar la pista forestal que nos conducirá, de nuevo, hasta el aparcamiento.
En poco más de una hora puedes completar este recorrido circular pero te recomendamos hacerlo con mucha más calma, sin ninguna prisa, disfrutando de cada rincón.
Solo así podrás sumergirte en la naturaleza, vivir un verdadero baño de bosque, olvidarte del mundanal ruido y dedicarle el tiempo necesario para que el hayedo cure las heridas de tu alma y de tu mente.
Es una experiencia de otro planeta. Si aún no conoces la Selva de Irati, todavía no has descubierto el verdadero significado de la palabra «Otoño».