FICHA TÉCNICA
Recorrido: Rio de Onor-Roble negro centenario
Identificación: Rio de Onor
Distancia: 8,51 kilómetros
Circular: SI
Dificultad: Fácil
Tiempo total: 3 hora
Tiempo en movimiento: 1 hora 40 min
Cota máxima: 774 metros
Cota mínima: 676 metros
Desnivel máximo: 147 metros
Recomendable con niños: SI
Recomendable para inexpertos: SI
Mejor época: Otoño e invierno
Esta ruta trascurre en el Parque Natural de Montesinho, en la región de Tras-os-montes, al norte de Portugal. El Parque Natural de Montesinho es unos de los más de 40 espacios naturales protegidos por Portugal donde esperamos patear muchas más rutas para luego explicarlas en nuestro bitácora. Nuestra intención es conocer la zona y, en concreto, recorrer un tramo del valle del Rio Onor para encontrarnos con un roble negro centenario, pero no es la única sorpresa que conseguimos en esta jornada 😳

Comenzamos el camino
La ruta comienza en la freguesía de Rio de Onor, justo delante del Parque de Campismo del municipio donde ya cargamos pilas de buena mañana con café portugues. El inicio de la ruta puede ser lo más peliagudo del trayecto, ya que se trata de una ascensión en principio por la carretera EN308 dirección Montesinho, pero a la cuarta curva la dejamos por una pista de tierra un poco más agradable, a pesar del calor que nos caía en otoño, 30 grados anormales para esta época.
Lo genial de ascender en montaña, aunque sea monte bajo, son las vistas panorámicas que te sueles encontrar. En este caso la del Valle del Río Onor, en el corazón del Parque Natural de Montesinho. Aquí nos acompaño un ruido lejano que no supimos identificar. ¿Perros? ¿Vacas? ¿Lobos? Ninguno de los presentes lo había oído en directo ¡se trataba de la berrea del ciervo!
Siguiendo las señales portuguesas de Gran recorrido y Pequeño recorrido mezcladas, llegamos a una pequeña cumbre donde nos deleitamos con la berrea y las magnificas vistas. A partir de aquí ya fue «bufar i fer ampolles», el encuentro con el Roble negro centenario nos esperaba en el fondo del valle.

Más sorpresas en el Parque Natural de Montesinho
Ahora ya en el ecuador de nuestro camino, la vuelta la hicimos paralelos al río por un prado con numerosos rastros de la fauna. Por una parte, la tierra levantada por jabalíes que se habían hocicado la hierba buscando raíces, dejando sus huellas y excrementos. Por otro lado, los excrementos de ciervo y sus pisadas, que seguramente habían estando bramando por esta zona.

Cuando ya nos tocaba dejar el río para ascender hasta el pueblo nos desvíamos un poco de la ruta marcada para acercarnos al reguetón de los ciervos, a la «brama» que dicen los Portugueses, a la berrea que decimos por aquí. Conseguimos estar en una colina justo encima de un ejemplar que llamaba con perseverancia a las hembras hasta que detectó nuestra presencia. Tomo silencio, nosotras también, sabíamos que nos observaba entre la espesura de chopos, robles y matorrales. También nos olía, el viento iba a su favor. Le oímos moverse por el desprendimiento de rocas, pero en ningún momento conseguimos verle.
De todos modos, la emoción nos invadía, estar cerca de estos ejemplares libres es un reencuentro con los instintos más profundos, aunque no tuviéramos el contacto visual. Sabemos que en algún momento subió un valle que se bifurcaba del río, al encuentro de sus compañeros que no dejaron de bramar su canto de sirena.

Brebaje al final de la ruta
Después de esta mágica escena digna de un documental de National Geographic, proseguimos nuestro camino hacia el pueblo. Rio de Onor nos esperaba con su encanto rural preservado para el visitante urbano. Nos ofreció varias sorpresas, como…
Unos lugareños preparaban aguardiente con la madre de la uva en un pote de casi dos metros de alto. Una delicia caliente que nos dejaron probar, recién destilado. Este tipo de sorpresas ya no se encuentran en España fácilmente, tienes que cruzar la frontera para disfrutar de algunas tradiciones que nosotros hemos perdido.

Una jauría de perros ladradores acogió al nuestro, primero desconfiados y luego juguetones.
Acabamos en el Parque de Campismo, donde nos volvieron a tratar fenomenal, explicando idiosincrasia de la zona, comentando rutas aledañas, todos preocupados por el calor de otoño de este año y disfrutando del café portugues.
Si pasáis por Rio de Onor visitad el Parque de campismo y dad recuerdos de nuestra parte a Luis Henrique. Y no olvidéis visitar Bragança.
